lunes, 27 de diciembre de 2010

Rosas de Sangre


Rosas crecen en todas partes, cada una con sus peculiaridades. Las plantas y las riegas cuando son pequeñas,las cuidas y educas cuando van creciendo, y ya maduras y adultas cuando llega la primavera suelen lucir radiantes y hermosas. Pero a toda tranquilidad siempre le llega su fin. Pues ninguna a las rosas les explico, que aquel, que las planto y cuido, que las educo y abrigo, con mano tosca y duro corazón las arrancarían del lecho sin compasión. Y ahora van muriéndose de pena y con cada lágrima, triste y solitaria, desean y se imaginan un sitio mejor, ya que cuando el corazón más feliz del mundo abre los ojos al exterior, el dolor lo mata despacio, sufriendo durante cada minuto y segundo de su vida. Ante esto, para muchas de ellas quedarse ciega es lo mejor ya que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Rosas radiantes y hermosas, ahora mueren marchitas por la pena, pues aquel que creían su padre las deshojo y su apreciada inocencia quitó.
Van llorando sangre, marchitas y deshojadas por las calles.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Caminos



“¿Cuál?, ¿por cuál de ellos he de caminar?. Y sí he de caminar, ¿por qué no correr?. Quizás así sea más fácil, correr, total al final llegaré al mismo destino que los demás, pero me canso rápidamente y me faltan ganas como para llegar, no se que hacer, ¿correr o caminar?.”
Un pasillo se abrió ante mi, y al final solo halle dos caminos, uno oscuro y tenebroso, el otro lleno estrechos y largos pasillos.
Un denso bosque se abría en el primer camino oscuro y desolado, con el traía un olor a tierra húmeda, rancia y muerta. Estrechos y alargados caminos se abrían en el segundo, del techo colgaban pequeñas estrellas de débil luz, acompañadas por una triste luna de papel, lleno de títeres y marionetas, lleno de casas sin ser hogar.
“¿Luz ó oscuridad?, ¿qué está bien y qué está mal?, ¿cuál de ellos he de elegir?. ¿Y si me equivoco?, ¿qué haré entonces?, ¿a caso podré volver atrás?. Lo dudo, lo hecho, hecho está.”
Y pensando esto, me adentre en el en el primer camino y detrás de mi las puertas relincharon, con un agudo sonido. No, no había vuelta atrás en este mundo.
¿Por qué elegí el primer camino?.
Un mundo creado por titiriteros en el que solo existen marionetas manejadas por la mentira, donde la luna y el sol son de papel y cartón. No es un mundo hecho para mí, prefiero la fría y oscura realidad antes que la mentira y el engaño de la irrealidad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

No Sentirás Nada


- Entonces, ¿es verdad, qué detrás de mi puerta nadie habrá? ¿Y si abro la ventana?, ¿no pasará nada?
- No, no pasará nada, él nunca volverá.
- Y si miro al cielo, y pido por él, ¿vendrá?
- No, lo dudo.
- Si le recuerdo, ¿él estará siempre conmigo?
- No, aunque le recuerdes ahora, con el tiempo te olvidarás. Quizás sea mejor callar y olvidar.
- ¿Olvidar?. Pero...yo no sé como olvidar, ¿tú sabes?
- Si, yo sé, pero te dolerá.
- Y si...¿y si rezo por él todos los días?, ¡así seguro que volverá!
- No, eso nunca sucederá.
- Entonces...¿lo único qué me espera, es la soledad?
- Yo estaré contigo.
- Eso no me consuela.
- ¿Y qué es lo qué te consolaría?
- Que él estuviese aquí, conmigo.
- Sabes que eso no es posible.
- ¿Por qué?
- Porque que no, hazme caso...Olvída. Olvidalo todo, alegría, tristeza, amor...todo, absolutamente todo.
- No, no puedo. Yo no sé olvidar.
- Yo te ayudaré.
- ¿Y qué pasará después?, cuando...cuando lo olvide todo.
- No sentirás nada, ya nunca más tendrás que sufrir.
- ¿No sentiré dolor o tristeza?, ¿ya nunca más lloraré?, ¿ni tendré que sufrir?
- No, nunca más.
- ¿Me...me lo prometes?
- Te lo prometo.Nunca más volverás a sentir NADA.


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NADA. Qué hermosa palabra, pese a su triste significado.
¿Por qué lo hice?,
¿qué fue lo que hice?, 
no sé...
No recuerdo nada.
No soy NADA.
No sé NADA.
No pienso NADA.
NO SIENTO NADA.

martes, 30 de noviembre de 2010

¿Ahora, a donde iré?



“¿Tienes miedo?”, me pregunto, y lo único que supe contestar fue un “Si” trémulo y silencioso, lleno de terror que aquella situación me provocaba. Ante mi se extendía un niño, ¿cuantos años tendría?, ¿3, 4...?. Sin duda 4 o 5 años menos que yo. Aquel hombre, del que no sabia ni el nombre. Cogió mi mano, que temblaba por los nervios y me quito la navaja, susurrándome al oído:
“Los cobardes sois escoria, no servís para nada”, rodeo mis manos con aquella gruesa cuerda y me arrastro por aquel largo pasillo por las que tantas veces me había arrastrado y llevado durante aquellas semanas. Un pasillo con destino a mi prisión. Chille todo lo que pude, patalee, le suplique...hice todo lo que podía pero aun así, no me escucho y de un empujón me tiro contra la pared de aquella oscura habitación.
“Quizás unos cuantos días más aquí, te hagan recapacitar sobre tus opciones” Y diciendo esto, cerro la puerta.
Había sentido tanto miedo durante aquellas semanas, que ni me percate de que mis ojos ya no lloraban. No sentía nada, mi corazón, mis pulmones, mi estomago vació, mi garganta reseca...Todo, se había parado. ¿Existía el aire?, no lo se, ya no se ni siquiera lo que es la brisa. ¿El sol?, no, aquí no existía el sol. Solo había oscuridad, solo densa y oscura soledad.
Nada más, solo yo y la oscuridad.
Una semana después volvió a buscarme de nuevo, me ato las manos y condujo por el estrecho pasillo hasta llegar de nuevo a aquella sala.
El mismo niño, la misma navaja, las mismas palabras de odio y burla...Pero yo, ya no era la misma.
Un agudo chillido resonó por todo el edificio.
Ahora todas las paredes estaban teñidas de sangre.
Ahora ya no se burlaba de mi, ahora me alababa.
Ahora yo ya no sentía mi corazón.
¿Y ahora?, ¿a donde iré ahora, cuando ya mi cuerpo deje manar sangre?.
¿Ahora, cuando mi corazón deje de latir por siempre?.
¿Ahora, a donde iré?

lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi Cajita de Música


 - Dos bailarinas...

Otro golpe se holló desde el otro lado de la blanca pared, la única que me había protegido y aislado de tantas otras discusiones o peleas, como aquella...Esta vez aquel hombre, al que mi madre insistía en llamar marido, se había enfadado. Nunca supe porque o cual era el motivo de su enfado, pero siempre había pensado que era culpa de mi madre, pues era ella la que nos había metido otra vez en aquella situación.
Ella pensaba que yo no lo notaba, que yo no notaba cuando lloraba o cuando el le pegaba.

 - bailan a la vez...1,- seguí cantando mi canción.
En situaciones como aquellas era mejor callar, y esperar.

Algunas veces le amenazaba diciendo que se marcharía, y nunca más volvería a verla. Y el como tantas otras noches le había rogado falsamente que no se fuera, que la quería y que sentía lo que había hecho. Mamá había caído en esa misma trampa tantas veces...y aun así seguía creyendo que él era distinto a los otros.

 - 2, y 3... - Tonta mamá, incluso yo siendo una niña me daba cuenta de ello.

Tan ciega podía llegar a estar una mujer por un amor, que además de ello estaba formado por la mentira. Había recibido tantos golpes, y aun así seguía protegiéndole a él.
Los golpes y los gritos ya habían pasado. Contradiciendo mis propias palabras se holló un fuerte golpe, y con el un par de sollozos. Abrí un poco la puerta, lo suficiente como para ver a mi madre apoyada de espaldas a la puerta de la entrada sollozando silenciosamente. Se había ido, y con suerte quizás no volvería.
Cerré la puerta, y cogí mi caja de música, y nuevamente le di cuerda intentando olvidar los recuerdos de tantas otras noches en vela. Cantando aquella canción, una, otra, y otra vez...hasta que mi garganta ya reseca, no pudo más y dormí.

lunes, 25 de octubre de 2010

El Saver, Del Dolor



     Dice la historia, que una vez hubo una princesa que soñaba con tocar las nubes del grandioso cielo, se tumbaba en el verde prado de palacio y se ponía a jugar con las pequeñas margaritas que allí crecían, barias veces soñó con volar entre ellas como una mariposa siendo feliz de ser libre. Ella deseaba tener una vida sin problemas, sin disputas sobre el trono, sin príncipes que le juraran un mentiroso amor eterno, quería creer que había un lugar donde el dolor no hallase lugar en un mundo de paz. Pero aquello que ella deseaba, no existía . Ella soñaba despierta, no quería creer lo que con sus ojos veían, hasta el punto en el que se aisló totalmente del mundo exterior. Muchas eran las veces que la princesa le contaba a sus doncellas las muchas historias que había soñado, todas quedaron fascinadas, todas … menos una que puso como respuesta una enigmática frase que en mucho tiempo no pudo olvidar...”Que sabrás tú, sobre el dolor”.
     Aquella doncella tenia razón, la princesa nunca había experimentado el hambre, la envidia o el rencor. Ella había nacido en un mundo en el que si tenia hambre su estomago era callado al instante. Si estaba enferma, los doctores más famosos de la ciudad venían a curarla. Si su vestido se rompía, tenia más de cien modelos de los que disponer.
     La princesa, que sentía curiosidad por el dolor se propuso huir del palacio, para poder comprender aquel dolor del que le había hablado la doncella. Cogió unos harapos de los plebeyos que solían ir a pedir limosna o trabajo, y con ellos puestos bajo por los túneles de emergencia del castillo hasta conseguir salir a plena calle. La luz de el sol de la tarde la cegó, pasaron unos segundos hasta que pudo acostumbrarse, y...abrió los ojos. La princesa, comprendió al instante que había nacido en un palacio construido por la mentira, en un mundo lleno de miedo, sangre, vergüenza e infinito dolor... Fue entonces, cuando la princesa abrió los ojos, y nunca más volvió a cerrarlos para soñar.
     ¿Que fue de la princesa?...Bueno, dice la historia que la princesa no pudo soportar su propio dolor, y días después se suicido... Desde aquel día, las dulces margaritas de primavera no volvieron a florecer.