lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi Cajita de Música


 - Dos bailarinas...

Otro golpe se holló desde el otro lado de la blanca pared, la única que me había protegido y aislado de tantas otras discusiones o peleas, como aquella...Esta vez aquel hombre, al que mi madre insistía en llamar marido, se había enfadado. Nunca supe porque o cual era el motivo de su enfado, pero siempre había pensado que era culpa de mi madre, pues era ella la que nos había metido otra vez en aquella situación.
Ella pensaba que yo no lo notaba, que yo no notaba cuando lloraba o cuando el le pegaba.

 - bailan a la vez...1,- seguí cantando mi canción.
En situaciones como aquellas era mejor callar, y esperar.

Algunas veces le amenazaba diciendo que se marcharía, y nunca más volvería a verla. Y el como tantas otras noches le había rogado falsamente que no se fuera, que la quería y que sentía lo que había hecho. Mamá había caído en esa misma trampa tantas veces...y aun así seguía creyendo que él era distinto a los otros.

 - 2, y 3... - Tonta mamá, incluso yo siendo una niña me daba cuenta de ello.

Tan ciega podía llegar a estar una mujer por un amor, que además de ello estaba formado por la mentira. Había recibido tantos golpes, y aun así seguía protegiéndole a él.
Los golpes y los gritos ya habían pasado. Contradiciendo mis propias palabras se holló un fuerte golpe, y con el un par de sollozos. Abrí un poco la puerta, lo suficiente como para ver a mi madre apoyada de espaldas a la puerta de la entrada sollozando silenciosamente. Se había ido, y con suerte quizás no volvería.
Cerré la puerta, y cogí mi caja de música, y nuevamente le di cuerda intentando olvidar los recuerdos de tantas otras noches en vela. Cantando aquella canción, una, otra, y otra vez...hasta que mi garganta ya reseca, no pudo más y dormí.

2 comentarios:

  1. ¡Me parece una historia preciosa! Felicidades por el realismo y la intensidad que consigues transmitir

    ResponderEliminar