domingo, 27 de febrero de 2011

Sabor al limón

Alegres llevaba los ojos como luceros al viento cuando la conocí, sonrojadas mejillas coronadas con labios color fresa y cabellos castaños rizados recogidos en una coleta, cuál coqueta la que mas, nadie la ganaba a enamorar. La silenciosa y linda niña se escapaba de casa, cuando se soltaba la coleta la más rebelde niña sin duda alguna era.
Callo en mis brazos hechizada por mis ojos azul verdosos. La niña rebelde era muy inocente, y al despiste la cogí por los cabellos y la arrastre hasta la cama en una noche ardiente.
Niña rebelde, muy inocente las lágrimas no te dan para expresar el dolor de tu error.
Niña linda, niña rebelde, flor de limón que se marchita lentamente.
Dulces labios al limón no lo pude resistir, me alocaron solo con su dulce rose. Mía, solo mía, seras por siempre solo y únicamente mía.
Un anillo de plata hallo su lugar en su dedo anular. La linda niña se volvió esposa, de niña a mujer hermosa.
Pero como toda historia tiene un punto y final, quizás lejano, quizás cercano, pero su historia de amor se estaba acabando. Los días y los años pasan, cómo no, y el amor es algo que si no se refuerza se puede venir a abajo. La monotonía era repetitiva.
La linda niña al poco tiempo paso de alegría a tristeza, sola, desde el atardecer hasta el amanecer, aquel azul verdoso acabo por rechazarla y pasar las noches con otras rosas más hermosas.
Flor de limón, a llegado el otoño, la muerte te vendrá a buscar pronto.
La linda niña sabía muy bien que sus ojos azul verdosos no vendrían esta noche. Sabia lo que hacia, que dormía en otra cama con otra flor, quizás incluso más hermosa que ella.
No podía hacer nada , no podía escapar, sus ojos azul verdosos que antaño le deslumbraban ahora le daban miedo, solo podía esperar otra noche más, y callar. Callar, callar, callar y llorar.
Las noches pasaban, cada vez estaba peor. Pero no podía hacer nada, él le daba miedo, no quería enfadarlo, no quería que le pegara. Le daba miedo, pero no podía hacer nada, pelea tras pelea, son golpes directos al corazón, que llora, llora por dentro, pero llora...intentando ocultar las lágrimas nunca solucionaras nada.
En un cajón hallo un cuchillo, largo y afilado, sus ojos marchitos marcados por las lágrimas, le devuelven su mirada, lo que antaño fue felicidad los golpes lo matan. Quizás esto era lo que tanto andaba buscando. Un modo de ser libre, una forma de escapar.
Labios sabor al limón, agrios se marchitan con una sonrisa de satisfacción.
Flor de limón hallo su salvación, quizás no la correcta, quizás no la adecuada, pero ahora era libre. Sin más muros ni ataduras, sin miedo a morir a golpes, sin más lágrimas, ni dolor, ahora era libre, por fin había hallado su salvación.

Gotas de Sangre


Estaba la princesa espera, que te espera, sentada en un viejo roble espera a su amante de media noche. Por que sera que no viene, ¿es que se a olvidado de mi?, sigo esperando, pero no vuelve. ¿Dónde?, donde estará el amante que no vuelve a mi. Pasan las horas, 1, 2, y 3...no vuelve, no regresa, porque sera que no viene, la espera me desinquieta. Tras un viejo roble espera la novia dos y tres noches, se ha olvidado... pero pronto volverá, no pasa nada, te esperaré, te esperaré por siempre, se que tu no me dejarás. El verano dio paso a el otoño y así sucesivamente, invierno tras invierno, espera que te espera, esperaba la princesa a su amante tras un viejo roble. ¿Por qué no vuelve mi amante?, ¿es qué no me recuerda?, ¡por qué no vuelve!, ¿es qué ya no me ama ni quiere? Pasaban los años y la princesa esperaba, pobre princesa, no te das cuenta, los días pasan. Invierno tras invierno ella espera. El hambre dio paso al vacío, la sed de su garganta dio paso a la sequedad en sus labios, sus ojos saltones miran, y miran tras la niebla de la noche fría. Su cuerpo se endurece, su rostro se marchita, poco a poco va perdiendo el brillo en sus ojos, las noches y los días la hacen fría.
- ¿Por qué te mientes princesa?, tu amante no volverá.
Le susurro el viento en una noche de soledad
- ¡No!, no es verdad, solo espera y verás.
Noches frías, días calurosos, noches de lluvia, tormentas eternas. No te das cuenta, pero ya no sientes nada, y aún así, espera que te espera, detrás del viejo roble sola esperas.
Dos gotas, tres gotas, cuatro gotas, cinco gotas...
Susurraba la princesa, no son gotas le dije, son lágrimas que desechas por tus ojos, sin que nadie las comprendan, son lágrimas princesa, son gotas guardadas durante tantos años que se han vuelto negras. No son gotas de lluvia princesa, son lágrimas de sangre que tu triste y amargado corazón desecha.
La princesa marchita esperá a su amante, quizás viva, quizás muerta, pero sola tras un viejo roble en la noche fría espera.